Sinaxárion
En este día, vigesimoquinto del mes de febrero, siendo el primer domingo del Triódion, la Santa Iglesia Ortodoxa celebra la conmemoración de la parábola del Fariseo y el Publicano, la citada en el Santo Evangelio según San Lucas.
Si te asemejas al Fariseo, huye lejos del templo, porque dentro está Cristo, Quien acepta solamente a los que se Le acercan con humildad.
Tú, Que eres el Creador de todo lo celestial y lo terrenal, acepta de los Ángeles la alabanza tríadica ‘tres veces Santo’, y de nosotros los mortales, un Triódion humilde y honorable.
Por las intercesiones de todos Tus Santos milagrosos, Señor Jesucristo Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos. Amén.
Kondákion – Modo 4
Huyamos de las palabras del Fariseo orgulloso; y aprendamos la humildad del Publicano, clamando con suspiros al Salvador: “Perdónanos, Tú que eres la Única Verdadera Reconciliación”.
Santo Evangelio según San Lucas [Lucas 18: 10-14]
Dijo el Señor esta parábola: «Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas». En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!». Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado».
Reflexión
Los fariseos eran una secta antigua y destacada entre los judíos, conocida por su diligente observancia de los asuntos exteriores de la Ley. Aunque, según la palabra de nuestro Señor, «hacían todas sus obras para ser vistos por los hombres» (Mt 23:5), y eran hipócritas (Mt 23:13, 14, 15, etc.), por la aparente santidad de sus vidas, todos los consideraban justos y separados de los demás, que es lo que significa el nombre fariseo. Por otra parte, los publicanos, recaudadores de los impuestos, cometían muchas injusticias y extorsiones por causa de ganancias deshonestas, y todos los consideraban pecadores e injustos. Por lo tanto, según la opinión común, el Señor en Su parábola representó a una persona virtuosa por medio de un fariseo y a un pecador por medio de un publicano, para enseñar a sus discípulos el daño del orgullo y el beneficio de la humildad. Dado que el arma principal de la virtud es la humildad, y el mayor obstáculo para ella es el orgullo, los Santos Padres han fijado estas tres semanas antes de la Gran Cuaresma como preparación para las luchas espirituales de la virtud. Esta semana la han llamado Heraldo, ya que declara que se acerca la Gran Cuaresma; y pusieron la humildad como fundamento de todas nuestras labores espirituales al designar que la parábola del fariseo y el publicano se lea hoy, incluso antes de que comience el ayuno, para enseñar que, a través del orgullo del fariseo, el apestoso aroma de la soberbia y el hedor del orgullo ahuyentan la Gracia del Espíritu, despojan al hombre de toda su virtud y lo arrojan a los abismos del Hades; y, mediante el arrepentimiento y la oración contrita del publicano, esa humildad confiere al pecador el perdón de todas sus malas acciones y lo eleva a las mayores alturas.