Jueves 28 de Mayo a las 11: 00 hrs. transmisión en vivo de la Divina Liturgia desde nuestra Catedral.
En este día que es el Jueves de la Sexta Semana de la Pascua, celebramos la Ascensión de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo.
Evangelio del Matutino
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos. (16:9-20)
Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once Discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estos son los signos que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.” Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la Diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con los signos que la acompañaban. Amén.
Apolitikion Modo 4°
Ascendiste en gloria, Cristo Dios nuestro, y alegraste a Tus discípulos con la promesa del Espíritu Santo; Acertaron, pues, por la bendición, que Tú eres el Hijo de Dios, el Salvador de nuestras almas.
Kondakio de la Ascensión. Modo variable 2°
Habiendo cumplido con lo previsto para nosotros y uniendo las cosas terrenas con las celestiales, ascendiste con gloria, ¡oh! Cristo Dios nuestro, sin separarte de ninguna parte, más permaneciendo inseparable y clamando a quienes te aman: Yo estoy con vosotros y nadie (puede) contra vosotros.
Lecturas Sagradas de la Divina Liturgia
Prokímenon Modo grave
¡Alzate, Oh Dios, sobre el cielo, sobre toda la tierra, tu gloria!
Stíjo: A punto está mi corazón, Oh Dios, mi corazón está a punto.
Lectura de los Hechos de los Santos Apóstoles (1: 1 – 12)
El primer libro lo dediqué, Teófilo, a todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había elegido, fue levantado a lo alto. A estos mismos, después de su pasión, se les presentó dándoles pruebas de que vivía, dejándose ver de ellos durante cuarenta días y hablándoles del Reino de Dios. Mientras estaba comiendo con ellos, les ordenó: “No os vayáis de Jerusalén, sino aguardad la Promesa del Padre, que oísteis de mí: Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días.” Ellos, en cambio, habiéndose reunido, le preguntaron: “Señor, ¿es en este momento cuando le vas a restablecer el Reino a Israel?” Él les contestó: “No es cosa vuestra conocer el tiempo y el momento que el Padre ha fijado con Su Propia Autoridad; al contrario, vosotros recibiréis una fuerza, cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y de este modo seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”. Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube Le ocultó a sus ojos. Como ellos estuvieran mirando fijamente al cielo mientras Él se iba, se les presentaron de pronto dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: “Galileos, ¿por qué permanecéis mirando al cielo? Este Jesús, que de entre vosotros ha sido llevado al cielo, volverá así tal como Le habéis visto marchar al cielo”. Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está próximo a Jerusalén, la distancia de un camino sabático.
Modo 2ª Salmo 46
Aleluya. (3)
Ver: Aplaudan, todos los pueblos,
Aleluya. (3)
Ver: Aclamen a Dios con voces de alegría.
Aleluya. (3)
Evangelio
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (24: 36–53)
En aquel tiempo, habiendo resucitado de entre los muertos, Cristo Se presentó en medio de Sus discípulos y les dijo: “La paz con vosotros.” Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero él les dijo: “¿Por qué os turbáis? ¿Por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.” Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como no acababan de creérselo a causa de la alegría y estaban asombrados, les dijo: “¿Tenéis aquí algo de comer?” Ellos le ofrecieron un trozo de pescado. Lo tomó y comió delante de ellos. Después les dijo: “Éstas son aquellas Palabras Mías que os dije cuando todavía estaba con vosotros: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí.” Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras y les dijo: “Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día y que se predicaría en Su Nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. “Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Vosotros permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto.” Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo. Y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios. Amén.