En este día 29 de Junio conmemoramos a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Evangelio en el Matutino
Lectura del Santo Evangelio según Lucas. (21:14- 24).
En aquel tiempo, Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Y después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: “Simón de Juan, ¿Me amas más que éstos?” Le dice él: “Sí, Señor, Tú sabes que Te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta Mis corderos.” Vuelve a decirle por segunda vez: “Simón de Juan, ¿me amas?” Le dice él: “Sí, Señor, Tú sabes que Te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta Mis ovejas.” Le dice por tercera vez: “Simón de Juan, ¿me quieres?” Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: “¿Me quieres?” y le dijo: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que Te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta Mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.” Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: “Sígueme.” Pedro se vuelve y ve, siguiéndoles detrás, al discípulo a quien Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en Su Pecho y le había dicho: “Señor, ¿quién es el que te va a entregar?” Viéndole Pedro, dice a Jesús: “Señor, y éste, ¿qué?” Jesús le respondió: “Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.” Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: “No morirá”, sino: “Si quiero que se quede hasta que Yo venga.” Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran. Amén.
Apolitikion de los Santos. Modo 4°
Oh líderes de los apóstoles y maestros de las naciones, interceded ante el soberano de todo, que conceda al mundo la paz y a nuestras almas la gran misericordia.
Kondakion. Modo 2°.
Protección de los Cristianos invulnerable, intermediación ante el Creador inamovible, no desoigas las voces de súplicas de los pecadores; más anticípate, como bondadosa, a nuestra ayuda, que con fe te clamamos: Apresúrate en intercesiones y acude pronto en súplicas; ¡oh! Madre de Dios, que proteges a quienes te honran.
Epístola
Por toda la tierra resuena su proclama.
(Stíjo) Los cielos cuentan la gloria de Dios.
Lectura de la Segunda Carta del Apóstol Pablo a los corintios [2ª Corintios 11: 21b – 12: 9]
Hermanos, En cualquier cosa en que alguien presumiere –es una locura lo que digo– también presumo yo. ¿Que son hebreos? También yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abrahán? ¡También yo! ¿Ministros de Cristo? –¡Digo una locura!– ¡Yo más que ellos! Más en trabajos; más en cárceles; muchísimo más en azotes; en peligros de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos los cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas; una vez lapidado; tres veces naufragué; un día y una noche pasé en alta mar. Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajos y fatigas; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo? ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase? Si hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré. El Dios, Padre del Señor Jesús, ¡Bendito sea por todos los siglos!, sabe que no miento. En Damasco, el etnarca del rey Aretas tenía puesta guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una ventana y en una espuerta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos. ¿Que hay que gloriarse? –aunque no trae ninguna utilidad–; pues vendré a las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años –si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe– fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre –en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe– fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar. De ese tal me gloriaré; pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré en mis flaquezas. Si pretendiera gloriarme no haría el fatuo, diría la verdad. Pero me abstengo de ello. No sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí. Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, me fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero Él me dijo: “Mi Gracia te basta, que mi fuerza se realiza en la flaqueza”. Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo.
Lectura Santo Evangelio según Mateo [Mateo 16: 13 – 19]
En aquél tiempo, Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?” Ellos dijeron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.” Díceles Él: “Y vosotros ¿quién decís que soy Yo?” Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.” Replicando Jesús le dijo: “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.”