29 May, 2020
Próxima transmisión, Do­mingo de los Santos Padres del Primer Sínodo Ecuménico
  • mayo 29, 2020 8:15 pm - junio 1, 2020 9:15 pm
  • Celebración
  • Catedral de La Dormicion de La Theotokos
  • 0

Domingo 31 de Mayo a las 11: 00 hrs. transmisión en vivo de la Divina Liturgia desde nuestra Catedral

En este día, Séptimo Do­mingo de la Pascua, celebramos a los Trescientos dieciocho Padres revestidos de Dios, reunidos en el  Primer Concilio Ecuménico, en Nicea

Apolitikio Modo variable 2°

Potestades angelicales sobre tu sepulcro y los custodios se petrificaron; y estuvo María en la tumba, buscando Tu cuerpo, inmaculado. Despojaste al Hades sin haber sido molestado por él; te encontraste con la Virgen, regalando la vida. Señor resucitado de entre los muertos, gloria a Ti.

Para los Padres Modo variable 4°

Bendito eres Tú, Cristo nuestro Dios, Que estableciste a nuestro Santos Padres, como luminosos as­tros sobre la tierra; y por medio de ellos nos guiaste hacia la verdadera fe, ¡Oh Misericordioso, gloria a Ti!

 Kondakio de la Ascensión Modo variable 2°

Habiendo cumplido con lo previsto para nosotros y uniendo las cosas terrenas con las celestiales, ascendiste con gloria, ¡oh! Cristo Dios nuestro, sin separarte de ninguna parte, más permaneciendo inseparable y clamando a quienes te aman: Yo estoy con vosotros y nadie (puede) contra vosotros.

LA EPISTOLA

“Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres.

Stijo. Porque nos has tratado con justicia.

 Lectura de los Hechos de los Santos Puros Apóstoles (20: 16 – 18a, 28 – 36)

En aquellos días, Pablo había resuelto pasar de largo por Éfeso, para no perder tiempo en Asia. Se daba prisa, porque quería estar, si le era posible, el día de Pentecostés en Jerusalén. Desde Mileto envió a llamar a los presbíteros de la iglesia de Éfeso. Cuando llegaron a él, les dijo: “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre de Su Propio Hijo. Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de ellos. Por tanto, vigilad y acordaos que durante tres años no he cesado de amonestaros día y noche con lágrimas a cada uno de vosotros. Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de Su Gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados. Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos. Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros. En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir. Dicho esto se puso de rodillas y oró con todos ellos.

Modo 1ª Salmo 49

Aleluya. (3)

Ver: Habla Dios, Dios de los dioses: convoca a la tierra de oriente a occidente.

Aleluya. (3)

Ver: Reunid ante mí a mis adeptos, que sellaron mi alianza con sacrificios».

Aleluya. (3)

Lectura del Santo Evangelio según San Juan (17:1–13)

En Aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: «Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera. Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.

 

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