1 Feb, 2021
Próxima transmisión de la Divina Liturgia.
  • febrero 1, 2021 7:00 pm - febrero 1, 2021 8:15 pm
  • Transmisión
  • Parroquia en la ciudad de Córdoba, de San Juan El Precursor,
  • 0

 

Link de la transmisión

La Iglesia ortodoxa conmemora la Presentación en el Templo de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo, llevado en los brazos del Justo y Piadoso Simeón.

Apolitikio de la Presentación Modo 1°

Salve, Oh virgen Theotokos Llena de Gracia, porque de ti apareció brillando el Sol de la Justicia, Cristo nuestro Dios, alumbrando a los que están en las tinieblas. Regocíjate, Oh Justo Anciano, que recibiste en tus brazos al Redentor de nuestras almas, que nos otorgó la Resurrección.

Kontakión de la Presentación Modo 1°.

Tú que santificaste la matriz virginal con tu nacimiento, y bendijiste las manos de Sime­ón, como era debido, anticipándote ahora tam­bién, nos salvaste, ¡oh! Cristo Dios. Mas pacifica el régimen en tiempos de guerra y fortalece a los reyes que, has amado, ¡oh! único filántropo.

Lectura Apostólica

El Prokímenon Modo 3º

Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador.

Στίχ Porque ha mirado la humilde condición de  su sierva

Lectura de la Epístola del San Pablo a los Hebreos  (7:1-7)

Hermano, pues bien, es incuestionable que el inferior recibe la bendición del superior. Y aquí ciertamente, reciben el diezmo hombres mortales; Pero allí, uno de quien se asegura que vive. Y, en cierto modo, hasta el mismo Leví, que percibe los diezmos, los pagó por medio de Abraham, pues ya estaba en las entrañas de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. Pues bien, si la perfección estuviera en poder del sacerdocio levítico pues sobre él descansa la Ley dada al pueblo, ¿qué necesidad había ya de que surgiera otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, y no “a semejanza de Aarón”? Porque, cambiado el sacerdocio, necesariamente se cambia la Ley, Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenecía a otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar. Y es bien manifiesto que nuestro Señor procedía de Judá, y a esa tribu para nada se refirió Moisés al hablar del sacerdocio. Todo esto es mucho más evidente aún si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que lo sea, no por ley de prescripción carnal, sino según la fuerza de una vida indestructible. De hecho, está atestiguado: Tú eres sacerdote para siempre, a semejanza de Melquisedec.

Modo 4º  Aleluya.(3)

 (Stíjo) Ahora despides en paz a tu siervo, Señor, según tu palabra, pues han visto mis ojos tu (instrumento de) salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos.

 Aleluya.(3)

(Stíjo) luz de revelación para las naciones y gloria para tu pueblo Israel.

 Aleluya.(3)

Lectura Evangélica

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas   (2:22-40)

En aquel tiempo, se cumplieron los días de la purificación, conforme a la ley de Moisés, le llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, según está escrito en la ley del Señor que “todo varón primogénito sea consagrado al Señor,” y para ofrecer en sacrificio, según la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones. Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la Consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor. Movido del Espíritu Santo, vino al templo, y al entrar los padres con el Niño Jesús, para cumplir lo que prescribe la ley sobre él, Simeón le tomó en sus brazos, y, bendiciendo a Dios, dijo: Ahora, Señor, puedes dejar ir a tu siervo en paz, según tu palabra; porque han visto mis ojos tu Salud, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para iluminación de las gentes, y gloria de tu pueblo, Israel. Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de El. Simeón los bendijo, y dijo a María, su Madre: Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel y para blanco de contradicción; y una espada atravesará tu alma, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones. Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, muy avanzada en años; casada en los días de su adolescencia, vivió siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día. Como viniese en aquella misma hora, alabó también a Dios, y hablaba de El a cuantos esperaban la redención de Jerusalén. Cumplidas todas las cosas según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en El.

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