6 Jun, 2020
Próxima transmisión de la Divina Liturgia, Domingo 7 de Junio 2020 a las 11:00hrs.
  • junio 6, 2020 1:00 pm - junio 9, 2020 2:00 pm
  • Celebración - Transmisión
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En este día, octavo domingo después de Pascua, celebramos la santa Pentecostés conmemorando el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles.

Link de la transmisión

Evangelio en el Matutino

Evangelio Según Juan. (20:19-23)

Ese mismo día, el primero después del sábado, los discípulos estaban reunidos por la tarde con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se puso de pie en medio de ellos y les dijo: « ¡La paz esté con ustedes!»  Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron mucho al ver al Señor. Jesús les volvió a decir: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envío a mí, así los envío yo también.»  Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».

Apolitikio Modo variable 4°

Bendito seas, Cristo nuestro Dios, que revelaste sapientísimos a los pescadores al enviarles el Espíritu Santo y por medio de ellos pescaste al mundo entero. ¡Filántropo, gloria a Tí!

 Kondakio Modo variable 4° 

Cuando el Altísimo descendió, confundiendo las lenguas, estaba dividiendo las naciones. Y cuando distribuyó las lenguas de fuego convocó a todos a una unidad. Por consiguiente, al unísono glorificamos al Espíritu Santísimo.

 

Lectura Apostólica.

Por toda la tierra resuena su proclama, por los confines del orbe sus palabras.

 Στίχ Los cielos cuentan la gloria de Dios.

Hechos de los Apóstoles. (2: 1 – 11)

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos con un mismo objetivo. De repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; se llenaron todos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Residían en Jerusalén hombres piadosos, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Estupefactos y admirados decían: “¿Es que no son galileos todos estos que están hablando? Pues ¿cómo cada uno de nosotros les oímos en nuestra propia lengua nativa: Partos, medos y elamitas; los que habitamos en Mesopotámia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza con Cirene; los romanos residentes aquí, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios?

Modo 1º

Aleluya. (3)

Ver: La palabra del Señor hizo el cielo, y el aliento de su boca, los ejércitos celestiales;

Aleluya. (3)

Ver: El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres;

Aleluya. (3)

Evangelio Según Juan (7: 37 – 52, 8: 12)

El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús, poniéndose de pie, exclamó: «El que tenga sed, venga a mí; y beba el que cree en mí». Como dice la Escritura: «De su seno brotarán manantiales de agua viva». El se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. Porque el Espíritu no había sido dado todavía, ya que Jesús aún no había sido glorificado. Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: «Este es verdaderamente el Profeta». Otros decían: «Este es el Mesías». Pero otros preguntaban: «¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?». Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: «¿Por qué no lo trajeron?». Ellos respondieron: «Nadie habló jamás como este hombre». Los fariseos respondieron: «¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita». Nicodemo, uno de ellos, que había ido a ver a Jesús, les dijo: «¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?». Le respondieron: «¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta». Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».

 

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