Desde nuestra Parroquia de San Juan El Precursor, en la ciudad de Córdoba.
20 de Septiembre 2020 Domingo posterior a la Santa Cruz.
Este domingo 20 de septiembre la iglesia conmemora a Santos y gran Mártir Eustathio y sus dos hijos Agapio y Theopistos; san Ipatio Obispo el confesores; san Andrés presbítero; a los santos Martino Papa de Roma Máximo; a los Santos Mártires Artemiodoro y Thalu; a san Meletio Obispo de Chipre; a Juan de Egipto el confesor; al santo Hilarión de Creta martirizado en el año 1804
Evangelio en el Matutino
Lectura del Santo Evangelio según Lucas. (24:1-12).
El primer día de la semana, muy de mañana, unas mujeres fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Sucedió que, mientras estaban perplejas, se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas se atemorizaron e inclinaron el rostro a tierra, pero aquellos les dijeron: « ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí: ha resucitado. Recuerden cómo les habló, cuando estaba todavía en Galilea, diciendo: “Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado, y al tercer día resucite.”» Ellas recordaron sus palabras. Y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que estaban con ellas. Pero todas sus palabras, a ellos les parecían desatinos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro; se inclinó, pero sólo vio las vendas, y se volvió a su casa asombrado por lo sucedido.
Apolitikio de Resurrección Modo variante del 2°
Potestades angelicales sobre tu sepulcro y los custodios se petrificaron; y estuvo María en la tumba, buscando Tu cuerpo, inmaculado. Despojaste al Hades sin haber sido molestado por él; te encontraste con la Virgen, regalando la vida. Señor resucitado de entre los muertos, gloria a Ti.
Apolitikio de la fiesta Modo 1°
Salva, oh Señor, a tu pueblo, y bendice tu heredad; concede a nuestros piadosos Gobernantes la victoria sobre los enemigos y preserva a todos los tuyos por la virtud de tu Cruz.
Del mártir Modo 4°
Tus mártires ¡Señor!, por su lucha, recibieron de Ti las coronas incorruptibles, Oh Dios nuestro. Porque obteniendo Tu Poder, destruyeron a los tiranos y aniquilaron el poderío de los demonios impotentes. Salva, pues, Cristo Dios, por sus intercesiones, a nuestras almas.
Kontakión Modo 4°
¡Oh! Cristo Dios, Tú que fuiste elevado sobre la Cruz voluntariamente, regala tu compasión al nuevo régimen que lleva tu nombre; alegra con tu poder a nuestros fieles reyes, concediéndoles victorias sobre sus enemigos. Que tengan tu alianza, como arma de paz y trofeo invencible.
Lectura Apostólica
Salva, oh Señor, a tu pueblo, y bendice tu heredad;
Stij: A ti clamo, Señor, mi Dios.
Lectura de la epístola de Pablo a los Gálatas (2:16-20)
Hermanos, conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado. Ahora bien, si buscando nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿estará Cristo al servicio del pecado? ¡De ningún modo! Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro trasgresor. En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado: y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Aleluya. Modo variable 2°
Aleluya. (3)
(Stíjo) Tú que vives al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Todopoderoso
Aleluya. (3)
(Stíjo) Di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío».
Aleluya. (3)
Lectura del Santo Evangelio según Marcos ( 8:34- 9:1)
Dijo el Señor: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.» Les decía también: «Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»