Desde nuestra Parroquia de San Juan El Precursor, en la ciudad de Córdoba.
En este día 6 de Agosto del 2020, la Santa Iglesia Ortodoxa conmemora Santa Transfiguración de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo.
Evangelio en el Matutino
Lectura del Santo Evangelio según Lucas. [9: 28a – 36]
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y mientras oraba, el aspecto de Su Rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. Y he aquí que conversaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de Su Partida, que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron Su Gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Cuando ellos se separaron de Él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.” Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
Apolitikio de la Fiesta. Modo Grave
¡Cristo Dios! Cuando Te transfiguraste en la montaña; revelaste Tu Gloria a los discípulos según ellos pudieron contemplar. Haz resplandecer Tu Luz Eterna sobre nosotros pecadores; por las intercesiones de la Theotokos; ¡Tú que otorgas la luz, gloria a Ti!
Kondakion Modo grave.
Te transfiguraste sobre el monte y tus discípulos vieron tu gloria según podían, ¡oh! Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado entendieran la pasión como voluntaria y predicasen al mundo que, Tú eres el resplandor del Padre.
Lectura Apostólica
¡Cuán numerosas Tus Obras, Señor! Todas las hiciste con sabiduría.
(Stíjo) ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Señor, Dios mío, qué Grande eres!
Lectura de la Segunda Carta Católica del Apóstol Pedro [2ª Pedro 1: 10 – 19]
Por tanto, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección. Obrando así nunca caeréis. Pues así se os dará amplia entrada en el Reino Eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y estéis firmes en la verdad que poseéis. Me parece justo, mientras me encuentro en esta tienda, estimularos con la exhortación, sabiendo que pronto tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo. Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas. Os hemos dado a conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo, no siguiendo fábulas ingeniosas, sino después de haber visto con nuestros propios ojos Su Majestad. Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la Sublime Gloria le dirigió esta voz: “Este es mi Hijo muy Amado en Quien me complazco.” Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con Él en el Monte Santo. Y tenemos también la firmísima palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana.
Modo variable 4º
Aleluya. (3)
(Stíjo) Tuyo es el cielo, tuya la tierra: tú cimentaste el mundo y todo lo que hay en él;
Aleluya. (3)
(Stíjo) Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor.
Aleluya. (3)
Evangelio
Lectura del Santo Evangelio Según Mateo. [Mateo 17: 1 – 9]
En aquel tiempo, Jesús Toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: Su Rostro se puso brillante como el sol y Sus Vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: “Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo Amado, en quien me complazco; escuchadle.” Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: “Levantaos, no tengáis miedo.” Ellos alzaron sus ojos y no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No contéis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos”.